Escobar y Bofill a una década de lanzar su proyecto legal: “Hay que dedicarle tiempo a defender la institucionalidad de este país”
Ricardo Escobar y Jorge Bofill, socios de Bofill, Escobar, Silva Abogados repasan su trayectoria común, critican la frivolidad con que hoy se hace política pública y también se refieren al impacto del caso audios.
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No eran muy cercanos, pero se conocían por razones profesionales. Sin embargo, Jorge Bofill (JB) y Ricardo Escobar (RE) hace casi 11 años coincidieron en una fiesta de fin de año y decidieron que era el momento de hacer un giro en sus carreras. Reconocen que era una dupla improbable por sus especialidades, pero su visión de la industria y motivaciones tenían gran convergencia. Así, bastaron dos a tres reuniones para definir el tipo de estudio que querían tener.
- ¿Qué hace que sigan juntos un penalista y un tributarista, luego de 10 años de trayectoria común?
- JB: Bueno, participar en la reorganización de Latam, la más grande que se ha producido en Chile en su historia. Y para eso no hay que ser ni tributarista ni penalista, pero hay que tener visión, saber abordar los problemas de los clientes, precisamente por tener una visión amplia y estratégica.
RE: Lo otro es que hay algunas cosas que quedaron bien definidas al principio. Definimos a qué nos queríamos dedicar, cuáles eran las características del equipo que queríamos, pero no solo en la partida, sino como tenía que ser hacia adelante, cómo íbamos a ir agregando especialidades. Tampoco queríamos ser un estudio grande. Entonces, a lo largo de este tiempo, lo que ha hecho que las cosas funcionen es que hemos mantenido ese plan y hemos sido consistentes con ese diseño.
- En este tiempo también han sido protagonistas de casos bien importantes, ¿cuál ha sido el más desafiante?
- RE: Probablemente por la amplitud que tuvo tanto mediática como la cantidad de empresas involucradas fue el financiamiento de la política. Había una multiplicidad de jugadores, equipos multidisciplinarios de abogados, posiciones contrapuestas, la prensa encima todo el tiempo, un ambiente político bastante enrarecido. Entonces se daban todas las cosas que a nosotros nos gustan para definir un caso complejo.
JB: Yo no lo pienso en términos de un caso particular. Sino más bien en el sentido de que nuestra forma de trabajo nos ha permitido crear nuevas áreas y dedicarnos a tipos de problemas y de conflictos que en principio no calzarían con nuestros perfiles de acuerdo a la mirada tradicional. Hay algunos casos que son puramente civiles o puramente penales, pero hay otros donde los problemas tocan más de un área, cuando pasas la frontera.
- Hoy es mucho más evidente ese tipo de mirada profesional, todo se fue complejizando y esas fronteras se fueron desdibujando…
RE: La ventaja que tuvimos es que eso lo intuimos, lo vimos venir y ese fue nuestro diseño. Dijimos: esta sociedad se ha hecho más compleja y conflictiva, hay más actores que los que había tradicionalmente. El surgimiento de las redes sociales, por ejemplo, cambió totalmente lo que es la parte de la relación pública de los casos, del tipo de casos que nosotros vemos en particular.
JB: Esto último genera mucha presión en las personas. Ansiedad por resolver las cosas de manera inmediata y prácticamente en tiempo presente. Se ha ido perdiendo el lujo de poder pensar bien las cosas antes de tomar una decisión.
- En este mundo más instantáneo también se suman las etiquetas. Y en el área penal, no debe ser grato a veces ser tildado de defender a los que están “apuntados”, ¿cómo lidian con eso?
- JB: Diría que para los abogados que se toman en serio su profesión, no es un problema. Hay un muy bonito libro cuyo título es: ¿Cómo es posible que defiendas a esa persona? Y la verdad es que eso, desde el punto de vista social, puede generar dudas y la verdad es que para nosotros, eso es parte del desafío… es bien difícil pretender dedicarse a representar gente que está metida en un conflicto sin asumir que muchas veces esa persona va a tener un problema desde el punto de vista de su imagen. Y por lo tanto, para mí la popularidad o impopularidad del cliente nunca ha sido un factor que me importe mucho cuando voy a tomar un caso.
- ¿Qué sí le preocupa?
- JB: Me preocupa generar una relación de confianza con el cliente, estar tranquilo de que el cliente me va a entregar toda la información que necesito y no vamos a entrar en un ámbito donde voy a tener que estar preocupado de si me están contando la historia completa o no. Me preocupa estar seguro que, así como los pacientes cuando van a ver a los doctores, se dejan asesorar desde el punto de vista del diagnóstico y los tratamientos, que cuando yo hago análogamente lo mismo, el cliente me vaya a creer y vaya a ponerse en mis manos.
RE: Yo tengo una visión un poquito distinta que tiene que ver con uno de los conflictos que tenemos hacia adelante y que bien lo refleja el ejemplo del matonaje que sufrió Sergio Micco a manos de estudiantes de Derecho de la Universidad de Chile. En una sociedad civilizada, en una sociedad democrática de verdad tenemos que creer en las reglas. No puede ser que la persona sea linchada y considerada culpable ex ante sin que haya sido defendida, sin que haya pasado por un juicio, eso es la manera más incivilizada y antidemocrática de enfocar las cosas.
- ¿Ese punto es el origen de por qué se involucran en asuntos públicos?
- RE: Algo de lo que estamos convencidos es que hay que dedicarle tiempo a defender la institucionalidad de este país. Lo hace Jorge cuando defiende a Juan Emilio Cheyre, o con el caso de Cristián Larraín, y otros que no se conocen... Cuando vemos que hay diseños que están mal hechos, que van a producir daño... Del mismo modo que puede ser impopular defender a alguna persona, entonces no le tenemos miedo a la impopularidad, si es que estamos de acuerdo en que lo que tenemos que defender de verdad es una sociedad democrática y donde impera la regla del derecho.
- En ese sentido, ¿cómo observan ustedes la discusión de política pública?
- RE: Yo creo que hoy día estamos pasando por un período muy delicado, hay una especie de frivolidad en el diseño de políticas públicas y en la concreción de las mismas en reglas, en leyes, reglamentos y demás.
- ¿En qué se refleja esto?
- RE: El mejor ejemplo probablemente son los retiros de las AFP, eso es tomar con liviandad la responsabilidad que tienen las personas con poder; legisladores, ministros, jueces. Muchas veces cuando vemos algunos fallos que tienen unos impactos tremendos y tienen una dudosa fundamentación jurídica, tienen una fundamentación política que es clara, una fundamentación ideológica que se puede percibir y a lo mejor una sensación de justicia detrás de quien lo escribió. Pero de ahí a que haya un fondo jurídico que lo sostenga es bastante feble.
- ¿Cuál es el efecto de ello en el largo plazo?
- RE: El efecto de eso es que empiezas a tener una sociedad que se deteriora y estas cosas no ocurren de una noche para otra, ocurren con el tiempo, son fenómenos agregados, se van tolerando, se van dejando pasar.
- ¿Cómo se sale de esto?
- JB: La única manera de enfrentar esta conversación es primero tomarse el tiempo necesario, pensar las cosas en serio porque no hay soluciones mágicas para todo. Yo siempre estuve en desacuerdo con que el estallido –que fue una especie de extorsión- se canalizara hacia la discusión constitucional más allá de lo que en su minuto parecía una conveniencia política que terminó siendo un boomerang para los que provocaron precisamente toda esa situación, y que son hoy día -gran paradoja- son los que están a cargo del Gobierno.
- Y ¿cómo ven el proceso constitucional?
- JB: Hoy resulta que a la izquierda no le gusta el proyecto que presentó el Consejo Constitucional y están optando por mantener la Constitución del Presidente Lagos (que en el proceso pasado era la de Pinochet), o sea, esto es un chiste. Y nos hemos gastado un montón de plata, un montón de tiempo, no hemos resuelto ni un problema y hemos retrocedido en el abordaje de todos esos problemas.
Caso audios: “Para el SII es un gran dolor y una decepción cuando algo así ocurre”
- A propósito del caso audios, ¿qué reflexión hacen respecto de los límites de la profesión legal y hasta qué punto puede llegar un abogado para poner en marcha una estrategia de defensa legal?
- JB: La primera condición para una estrategia legal es que sea legal y que respete las reglas establecidas en el Código de Ética de los abogados. Sin esa premisa, no habría Estado de Derecho. Planificar con un cliente una estrategia en la que -explícitamente o no- se coordinen para cometer un delito, está fuera de toda norma de la profesión.
- Ricardo, ¿como exSII, qué le parece que en estas revelaciones surgieran prácticas ilícitas arraigadas en algunos funcionarios del servicio?
- RE: Es lamentable. Obviamente, para el SII es un gran dolor y una decepción cuando algo así ocurre.
- ¿Durante su paso por el SII, alguna vez conoció este tipo de prácticas?
- RE: Hubo un par de casos, se hicieron los sumarios respectivos y nos querellamos contra los involucrados. Entre más 4 mil funcionarios puede haber alguien corrupto, pero en el SII se toman medidas de prevención permanentes y si hay un caso se acciona con toda la fuerza de la ley.
- ¿Cuánto afecta la revelación de este audio a la reputación del servicio?
- RE: Más allá del revuelo causado por el audio de la semana pasada y de la efervescencia política, el SII es una institución respetable y confiable y estoy seguro de que esta tradición se mantendrá. El director actual y los funcionarios del SII tienen clara su misión y la seguirán cumpliendo fielmente.